miércoles, 21 de noviembre de 2007

Entrevista con Guillermo Orozco Gómez

Guillermo Orozco Gómez es Doctor en Educación, School of Education, Harvard University, 88; especialista en Pedagogía de la Comunicación, Pedagoguishes Seminar, Universitaet zu Köln, Alemania, 1977; del mismo modo, es Licenciado en Ciencias de la Comunicación, ITESO, México, 1974. Ejerce desde 1990 como Profesor-Investigador Titular con dedicación exclusiva en el Departamento de Estudios de la Comunicación Social (DECS), División de Estudios de la Cultura, Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanas (CUCSH), Universidad de Guadalajara, México. Igualmente, es miembro de la Cartera Nacional de evaluadores de Investigación y Posgrados de Excelencia del CONACYT, desde 1993. Las principales líneas de investigación del Doctor Orozco Gómez son: Investigación de la recepción televisiva, Interacción de los televidentes con las noticias, Interacción de los educadores y alumnos con la televisión, Educación para la televisión, Estrategias de intervención pedagógica en los procesos de recepción televisiva, Pedagogía de la televidencia.

IC: Usted afirma que estamos viviendo la Sociedad del Intercambio Mundial, ¿a qué se refiere con esta expresión?

GO: Yo creo que decir que vivimos en una sociedad de educación quiere decir que estamos transitando de una sociedad que tiene un sistema educativo con escuelas, clase, etc. ,a una sociedad donde lo educativo se da fundamentalmente fuera de la escuela. En ese sentido, se da a través de todo tipo de intercambio, sobre todo a través de los medios de comunicación, y justamente, lo que antes era simplemente pasar el tiempo o entretenerse frente a videojuegos, computadora, internet, videos... se está convirtiendo en otra forma de acceder a conocimiento. Se está continuamente aprendiendo, se están continuamente superando metas, o sea que el entretenimiento se ha convertido en un espacio de aprendizaje no formal e informal en el que el intercambio es constante.


IC: ¿Qué ventajas y desventajas tiene este cambio en los modelos educativos?

GO: Tiene muchas ventajas porque el aprendizaje y la educación dejaron de estar restringidas a la escuela. El problema es que se crea un conflicto muy grande entre la escuela que no logra convocar ni interesar como antes, y lo que no es escuela, que está acaparando toda la atención. Ahí el problema es que se requiere una manera distinta de legitimar ese aprendizaje: antes la escuela legitimaba el aprendizaje que promovía, pero este aprendizaje nadie lo legitima, o se legitima en todo caso de una manera más espontánea, menos formal, menos reconocida y eso plantea un reto a cualquier educador.


IC: ¿Podemos ahondar un poco en su concepto de?

GO: Audienciación es esta tendencia que yo noto por la cual, como miembros de la sociedad actual, nos vamos haciendo audiencias múltiples de diversos medios y tecnologías. Gran parte de las horas de cada días las pasamos en contacto con medios de comunicación desde el teléfono, radio, prensa, hojas, libros, etc., entonces una condición creciente multiplicada es estar siendo audiendia de distintos medios. Es un fenómeno que viene creciendo en los últimos años y que yo he denominado audienciación porque es el elemento que caracteriza nuestro estar en la vida cotidiana.


IC: ¿Qué repercusiones tiene este fenómeno en los modelos sociales actuales?

GO: Tenemos que estudiar esta parte del ser audiencias para entendernos como sujetos sociales. Antes, por ejemplo, se estudiaba el lugar de residencia o el tipo de ocupación para entender que tipo de sujeto se estaba forjando. Ahora hay que entender estas interacciones con los medios para entender que tipo de sujetos somos.


IC: Usted mencionó también que ha variado la participación del televidente dentro de los medios, supongo que tiene que ver con el concepto de audienciación, ¿en qué sentido se ha dado esa variación?

GO: La participación ciudadana sobre la realidad se ha modificado porque está mediatizada. Ahora hay menos participación directa de todos nosotros. Antes uno conocía algo, iba al lugar a conocer, hablaba con la gente, se involucraba realmente con las cosas. Ahora el estar como audiencias significa que percibimos algo en la televisión, en la radio, en lo que leemos, pero es más complicado reaccionar al origen porque nosotros no lo percibimos en el origen sino a través del medio.


IC: Teniendo en cuenta esta modificación de los modelos sociales, ¿habría que pensar en dirigir el impacto de los medios? ¿Cómo?

GO: Yo creo que hay que hacer una producción de calidad técnica y de contenido, con una estética adecuada. El tratamiento que se de a los contenidos y el tipo de contenidos en si mismos, tiene mucho que ver con el impacto positivo que se pueda lograr, aunque creo que no hay que esperar que ese impacto se de en una reacción directa. Hay que entender que hay todo un contexto, que hay condicionantes, que el encuentro entre la audiencia y el medio no se da en el vacío. Se da en una historia, en un momento concreto. Hay que entender esos contextos para lograr conectar con los sujetos a los que queremos llegar.


Fuente:
Entrevista realizada en el marco del Encuentro de Televisión "La Televisión que Necesitamos" (Agosto 21 - 22 de 2003, Medellín, Colombia) .

En La Iniciativa de Comunicación desde noviembre 21 2003.
Actualizado en noviembre 25 2003

Bien está para reflexionar...

Pedagogía de la esperanza
Al terminar, un hombre joven todavía, de unos 40 años, pero ya gastado, pidió la palabra y me dio tal vez la lección mas clara y contundente que he recibido en mi vida de educador.
En aquella época yo daba largas charlas sobre los temas escogidos. Repitiendo el camino tradicional del discurso sobre, que se hace a los oyentes, pasé al debate, a la discusión, al diálogo en torno a un tema con los participantes. Ya aun cuando me preocupaba el ordenamiento, el desarrollo de las ideas, hacía casi como si estuviera hablando a los alumnos de la universidad...
Por otra parte, a pesar de algunos años de experiencia como educador, con trabajadores urbanos y rurales, yo todavía partía casi siempre de mi mundo, sin más explicación, como si éste tuviera que ser el "sur" que los orientase...
Un momento podría decir solemne, entre otros, de ese aprendizaje, ocurrió durante la mencionada gira de charlas en que examiné la cuestión de la autoridad, la libertad, el castigo y el premio en la educación...
Hablé largamente sobre el tema, citando al propio Piaget y defendiendo una relación dialógica, amorosa, entre padres, madres, hijas, hijos, que fuera sustituyendo el uso de castigos violentos...
Mi error estaba, primero, en el uso de mi lenguaje, de mi sintaxis, sin mayor esfuerzo de aproximación a los de los presentes. Segundo, en la casi nula atención prestada a la dura realidad del enorme público que tenía frente a mí.
Al terminar, un hombre joven todavía, de unos 40 años, pero ya gastado, pidió la palabra y me dio tal vez la lección mas clara y contundente que he recibido en mi vida de educador.
No sé su nombre... No sé si vive todavía. Posiblemente no. La malignidad de las estructuras socioeconómicas del país, que adquiere colores aún más fuertes en el Nordeste brasileño, el dolor, el hambre, la indiferencia de los poderosos, todo eso debe de haberlo tragado hace mucho.
Pidió la palabra y pronunció un discurso que jamás pude olvidar, que me ha acompañado vivo en la memoria de mi cuerpo durante todo ese tiempo y que ejerció sobre mí una influencia enorme...
Casi siempre, en las ceremonias académicas, lo veo de pie, en uno de los costados del salón grande, la cabeza erguida, los ojos vivos, la voz fuerte, clara, seguro de sí mismo, hablando su habla lúcida.
"Acabamos de escuchar -empezó- unas palabras bonitas del doctor Paulo Freire. Palabras bonitas de veras. Bien dichas. Algunas incluso simples, que uno entiende fácil. Otras más complicadas, pero pudimos entender las cosas más importantes que todas juntas dicen.
Ahora yo quería decirle al doctor algunas cosas en que creo que mis compañeros están de acuerdo -me contempló con ojos mansos pero penetrantes y preguntó-: Doctor Paulo, ¿usted sabe dónde vivimos nosotros? ¿Usted ya ha estado en la casa de alguno de nosotros?" Comenzó entonces a describir la geograía precaria de sus casas. La escasez de cuartos, los límites ínfimos de los espacios donde los cuerpos se codean. Habló de la falta de recursos para las más mínimas necesidades. Habló del cansancio del cuerpo, de la imposibilidad de soñar con un mañana mejor. De la prohibición que se les imponía de ser felices. De tener esperanza.
Siguiendo su discurso yo adivinaba lo que vendría, sentado como si fuera realmente hundiéndome en la silla, que en la necesidad de mi imaginación y en el deseo de mi cuerpo se iba convirtiendo en un hoyo para esconderme. Después guardó silencio por algunos segundos, paseó los ojos por el público entero, me miró de nuevo y dijo:
"Doctor, yo nunca fui a su casa, pero le voy a decir cómo es. ¿Cuántos hijos tiene? ¿Son todos varones?"
"Cinco -dije yo hundiéndome aún más en la silla-. Tres niñas y dos niños."
"Pues bien, doctor. Su casa debe ser una casa rodeada de jardín... Debe tener un cuarto sólo para usted y su mujer. Otro cuarto grande para las tres niñas. Hay otro tipo de doctor que tiene un cuarto para cada hijo o hija, pero usted no es de ese tipo, no. Hay otro cuarto para los dos niños. Baño con agua caliente... Un cuarto para la sirvienta, mucho más chico que los de los hijos y del lado de afuera de la casa. Un jardincito con césped... Usted debe de tener además un cuarto grande donde pone los libros, su biblioteca de estudio. Por cómo habla se ve que usted es hombre de muchas lecturas, de buena memoria."
No había nada que agregar ni que quitar: aquella era mi casa. Un mundo diferente, espacioso, confortable.
"Ahora fíjese, doctor, en la diferencia. Usted llega a su casa cansado. Hasta le puede doler la cabeza con el trabajo que usted hace. Pensar, escribir, leer, hablar, el tipo de plática que usted nos acaba de dar. Todo eso cansa también. Pero -continuó- una cosa es llegar a su casa, incluso cansado, y encontrar a los niños bañados, vestiditos, limpiecitos, bien comidos, sin hambre, y otra es encontrar a los niños sucios, con hambre, gritando, haciendo barullo. Y uno se tiene que despertar al otro día a las cuatro de la mañana para empezar todo de nuevo, en el dolor, en la tristeza, en la falta de esperanza. Si uno le pega a los hijos y hasta se sale de los límites no es porque uno no les ame. Es porque la dureza de la vida no deja mucho para elegir."
Esto es saber de clase, digo yo ahora. Ese discurso fue pronunciado hace cerca de 32 años. Jamás lo olvidé. Me dijo, aunque yo no lo haya percibido en el momento en que fue pronunciado, mucho más de lo que inmediatamente comunicaba...
El hecho de que no haya olvidado nunca la trama en que se dio ese discurso es significativo. El discurso de aquella noche lejana se aparece frente a mí como si fuese un texto escrito, un ensayo que tuviese que revisitar constantemente. En realidad fue el punto culminante de un aprendizaje iniciado mucho antes -el de que el educador o la educadora, aun cuando a veces tenga que hablarle al pueblo, debe ir transformando /se/al/en con el pueblo. Y eso implica respeto al "saber de experiencia hecho" del que siempre hablo, a partir del cual únicamente es posible superarlo.
Aquella noche, ya dentro del carro que nos llevaría de vuelta a casa, hablé un poco amargado con Elza, que raramente no me acompañaba a las reuniones y hacía excelentes observaciones que me ayudaban siempre.
"Pensé que había sido tan claro -dije-. Parece que no me entendieron."
"¿No habrás sido tú, Paulo, quien no los entendió? -preguntó Elza, y continuó-: Creo que entendieron lo fundamental de tu plática. El discurso del obrero fue claro sobre eso. Ellos te entendieron a ti, pero necesitaban que tú les entendieras a ellos. Esa es la cuestión."
Paulo Freire

Kaplún

En una de las primeras entradas de este blog os apunté la dirección de una revista interesante en relación con nuestra asignatura.
Ahora os dejo un click a un artículo referido a Kaplún:
http://www.comunica.org/chasqui/kaplun.htm

martes, 20 de noviembre de 2007

Teorías de la Comunicación

La comunicación, tiene tres maneras de mirarse, según sea la visión que cada quien tenga frente al mensaje:

Estructuralismo, que enfatiza en los contenidos o mensajes. Fue concebido especialmente en Europa luego de la Primera
Guerra Mundial (1914 - 1918), para darle orden a la información y hacerla más concisa y orientada, especialmente porque había preocupación por los problemas de interferencias y ruidos que se creaban.
Todavía en algunas estructuras sociales se puede encontrar una comunicación con este enfoque autoritario y cargado de exigencias para que no haya interrupciones. En algunas familias y profesores con pedagogías desactualizadas puedes identificar este esquema.
En este enfoque los teóricos más reconocidos son Paul Lazarsfel, Shannon y Weaver.
Esta teoría tiene su centro en los contenidos que se quieren comunicar. Lo que importa es lo que se transmite.
Se evalúa si al mensaje lo afecta un ruido, por una interferencia en el canal de comunicación o por dificultades de quien inicia el proceso, es decir el emisor, para llegar hasta aquel que recibe el mensaje que es el receptor.
Teóricos Estructuralistas:
Habíamos visto que en este enfoque, la comunicación tiene más importancia desde el punto de vista del mensaje, es decir, la prevalencia del contenido. Los expertos en hablar del tema son:
Paul Lazarsfel: Este inglés señaló que el papel que debe cumplir la persona que emite un mensaje, a quien también se le denomina emisor, es el de un líder que prepara el mejor de sus discursos para convencer a los demás que le escuchan porque valoran sus ideas. En su concepto, la elaboración de un mensaje claro, preciso y conciso logra una comunicación eficaz y garantiza que el receptor, es decir, quien recibe el mensaje, quede convencido de él. Algunos lo han considerado el padre de los legitimadores del proceso de comunicación.
Shannon y Weaver: Estos alemanes consideraron que la comunicación es un proceso de transferencia de información que puede ser afectado no sólo por las dificultades de expresión del emisor, sino por problemas en el canal por el cual se da a conocer el mensaje. Ellos son los primeros en hablar del ruido que impide una comunicación adecuada y también hacen referencia al llamado feed-back, que significa una interferencia técnica para que el mensaje pueda ser captado de la mejor manera posible. Esa interferencia puede ser un micrófono mal ubicado o un ruido que supere a la voz humana.

El modelo Funcionalista, destaca los efectos producidos por la comunicación. Tuvo su origen en Estados Unidos, en los primeros años del Siglo XX, pero su mayor desarrollo lo alcanzó luego de la Segunda Guerra Mundial, (1945) cuando los efectos devastadores hicieron que algunos investigadores buscaran nuevos rumbos para que la comunicación validara más la acción de quien la generaba y de quien la recibía. De ahí la gran importancia que adquieren los efectos en el proceso de comunicación.
Aún hoy es frecuente encontrar algunas estructuras de diálogo con este esquema, en el cual pareciera que el comunicador es un arquitecto de la conducta humana, pues a cada rato le dice al receptor que lo escucha los problemas que le podrían sobrevenir si no hace caso de los "consejos" dados por quien todo lo sabe, el emisor.
Entre los teóricos que más se destacan en este enfoque figuran Harold Laswell, David Berló, Marshall Mcluhan, Gerard Maletzke y Abraham Moles.
En esta teoría se destacan dos conceptos del proceso de comunicación: la empatía, o sea el buen entendimiento entre quienes dialogan, por afinidad en intereses y posibilidades de acción.También está el concepto de retroalimentación, puesto que se le permite mayor participación al receptor, quien ya puede dar su opinión.

Las Teorías Críticas, hacen énfasis en el proceso de diálogo mismo, por cuanto los investigadores orientados a este esquema consideran que tanto el emisor como el receptor tienen las mismas opciones de comunicarse. Estas teorías se han manifestado básicamente en Latinoamérica, región en la que por los continuos cambios sociales y políticos se han posibilitado novedades en el pensamiento científico e investigador.
Es en este esquema en el cual aparece el concepto de Cultura y Desarrollo, con el cual los comunicólogos buscan fortalecer el entorno social de las comunidades, entendiendo que un grupo de personas que tienen intereses similares y trabajan bajo unas condiciones de vida similiares pueden trabajar en el desarrollo de un esquema de comunicación abierto y participativo.
En esta línea trabajan teóricos como Mario Kaplún, Jesús Martín Barbero, Daniel Prieto y Guillermo Orozco.
En este modelo de comunicación el entorno que rodea a las personas es importante a la hora de un diálogo, para conseguir que éste sea franco y libre. Además, se cambian las palabras emisor y receptor por interlocutores, pues hay igualdad de condiciones para comunicar.

Abundando más en concreciones de esta teoría, hay que señalar el modelo de comunicación EMEREC, basado en la teoría de sistemas, que convierte a cada persona en el centro de la comunicación.
Según este modelo, se da una relación de igual a igual entre los participantes; los emisores son receptores y los receptores son emisores. Los emisores pasan a ser emisores de mensajes y productores.
Es un sistema abierto de interrelaciones en el cual cada EMEREC (persona, subsistema abierto de comunicación) entra en interrelación con otros EMEREC directamente o a través de un medio (máquina, subsistema cerrado de comunicación/intermediario entre los interlocutores separados por el espacio y el tiempo)
Desde que dos personas tienen presencial real o virtual están en interrelación.
Desde el momento en que se escucha un disco, se lee un libro, se mira la TV, se pone en interrelación con el medio y el mensaje que percibe le hace interactuar con el mismo, se establece una comunicación entre la obra y la persona.
Los media son máquinas para comunicar que permiten a cada EMEREC vencer el tiempo y el espacio, tener acceso a una información lejana o almacenada.
La interacción y la retroalimentación son los motores que activan la comunicación del hombre pero el “ruido” (constituido por su educación, experiencias, prejuicios, autogénesis/su vivencia, y filogénesis/medio en que vive) condiciona tanto a la emisión como a la recepción.
La comunicación de cada EMEREC está en función del lugar y del momento en que se encuentra cuando entra en interrelación.